Hoy me puse tu perfume
al costado del cuello
en el lugar exacto donde dabas tus besos;
salí a pasear contigo imaginariamente,
acaricié tu espalda,
y caminé despacio por la calle empedrada
de los bellos momentos.
Hoy me puse tu aroma
como unción en el pecho
en el lugar preciso donde escucho tus ecos
y me quedé dormido, amor,
oliéndote por dentro.