Cuando el aire nocturno desaparece,
el olor de ese rastro se hace ausencia,
nada en la oscuridad es lo que parece,
cuando la humedad de las paredes te hablan,
sientes que todo te pesa,
y quieres volar para olvidar la presencia,
de los seres que en la noche aparecen.
No son fantasmas o seres muertos,
son la vida que se ha quedado adentro,
son esas lágrimas dejadas en otras manos,
son el dolor de ver los días iguales,
como blancas hojas arrojadas al viento.
¡Cuántas tristezas afloran en la soledad!
Se termina hablando solo, hasta reímos,lloramos,
sin embargo; no hay más nadie,
la casa está vacía, como corazón seco,
todo lo vivido llega y recordamos,
a veces hasta se habla con algún muñeco
dejado en algún rincón abandonado.
Sí, lo confieso, desde hace tiempo
hablo con Rogelio, ese muñeco,
me acompaña, no discute, siempre entiende,
sabe escuchar, yo lo contemplo,
nunca me grita, me apoya en todo,
si lloro, el se entristece,
si yo bailo, el aplaude,
ha sido mi mejor amigo,
parece un milagro, un regalo de los dioses,
no come, no exige nada a cambio,
sería incapaz de cualquier fraude,
es perfecto, los dioses son mis testigos.