Sin querer,
me encontré con una foto mía,
de cuando era muchacho,
les juro que sonreía,
junto a unos amigos
en el camino que nos llevaba
a los venados en Caracas
por allá,
por el cerro el Ávila.
Mis ojos saltaban de alegría
y se veía mi piel sudando,
de tanto trajín y risas
y no entiendo,
que me pasó,
que hoy me levanto temprano
y me enseña el espejo
a un hombre cansado,
lleno de años,
se me ve la mirada triste
como si el camino,
ya hubiera acabado.
¿Qué paso?
si solo ayer,
era un feliz muchacho
y hoy me encuentro atrapado,
por un cuerpo cubierto de años.
No entiendo,
¿será que me quedé dormido
por muchos años?
y hoy el espejo me dice
sin ningún recato,
tranquilo se te fue la juventud
hoy sólo te quedan los recuerdos
de los años que viviste,
porque uno llega a viejo
cuando el pasado es más importante,
que un presente desgraciado.