Angel drew rolfs

LA DESPEDIDA

 

 

Cada día nace una desilusión, ya el dolor quema los

 

rincones de mi alma. Cada noche me embriago en

 

silencio y en calma, la vida no es vida, sino una

 

ilusión.

 


Llega el tiempo de las tempestades, llega el infierno,

 

la desesperación. Siento el asedio de tus  maldades,

 

siento el filo de tu traición.

 


Ya es hora de despedirme, te dejo el recuerdo de mi

 

gran pasión. No te culpo por malherirme, sino te

 

culpo por tu imaginación.


El bufido de la serpiente percibo en el aire, el rencor

 

el veneno que te inyectó. Tu ignorancia y desdén

 

junto a tus desaires, fueron las causas por las que mi

 

alma murió.


Entiendo que creas más en tus intimas compañías, tal

 

vez ellas por ti han de decidir. Así como creiste cada

 

una de sus mentiras, creíste que así podía vivir.

 


No sé que me amarra a tu corazón de hielo, si para ti

 

solo soy uno más del montón. Pobre ave que quiso

 

conquistar el cielo, caí como un rayo en suspensión.

 


Amor, una palabra en el olvido, amarte un grano de

 

arena en el desierto. Quererte hasta también me has

 

prohibido, más que nunca deseo estar muerto.


Con la vida prestada permanezco en este mundo, se

 

agotan las horas del reloj de mi existencia. Me toma

 

la mano con gran impaciencia, el capitán del tren a lo más profundo.


No llores sobre mi tumba improvisada, porque seré

 

polvo seco en el viento. Ya es tarde para los

 

arrepentimientos, rompiste tu promesa, violaste el

juramento.