Que hermosos recuerdos, vienen a mi memoria
Ellos han quedado atrapados en el tiempo,
Esos paisajes que mis ojos vieron, desde que nacieron,
Verdes praderas, frondosos bosques, vertientes frescas,
Cielos azules y millones de estrellas.
Inviernos fríos, lluviosos, pero también muy hermosos,
Donde yo subía los cerros buscando ovejas,
Cuando el cordero escapaba, presa, de perros hambrientos.
Era dulce el otoño donde las hojas volaban,
Era hermosa la primavera que a mi alma llegaba,
Corriendo por pastos de aquellas pradera.
Que hermosos años, que infancia eterna.
Hoy cierro los ojos y viajo en el tiempo,
Han pasado los años y todo ha cambiado,
Cambio mi madre, mi padre y mis hermanos,
También cambio la tierra, en su eterno esplendor,
Y solo zarzas quedan, donde un día viví yo.
Yo también he cambiado, el tiempo no ha pasado en vano,
Pero siguen en mi piel aquellos veranos,
Hoy soy madre y a mis hijas e inculcado,
La naturaleza será mi único legado.
En este mar de cemento, que no nos deja pensar,
La madre tierra las necesita ahora ¡ya!
Ellas piensan ¿Qué quieres que hagamos??
Vayan donde la abuela, que aun vive, en verdes praderas,
Aprendan lo que es la tierra, las aves,
Los animales y las estrellas,
Ellas guiaran su camino a medida que crezcan,
Yo ya me he incrustado en este mar de cemento,
Para darles educación y sustento,
Ya viví la belleza de la naturaleza,
Ahora quiero verlas en ustedes, mis bellas princesas…
Que sus manitas ensucien con barro,
Que corran por cerros, que sigan los pájaros,
Que aprendan del abuelo, que poco tiempo le queda,
Que planten semillas, juntas, con la abuela.
Así crecerán, respetando esta hermosa tierra,
Que nos dio el Señor, como regalo.
Y un día no muy lejano, recordaran estos tiempos,
Serán bellos momentos los que pasaron…
Podrán cerrar los ojos, y ver hermosos recuerdos,
Cuando vivan… en este mar de cemento…