Gasto la esquina de tu recuerdo,
desdibujando el espacio,
que habitas en mi interior.
En los cajones de olvido,
con etiquetas de adiós
apilo tus caricias, los besos
y las palabras de mentiras
con las que vestías mi piel
en la seda de tus dedos.
Cubro con moho de hastío,
el pijama de tu cuerpo
otrora amado y tan mío,
en este cuarto tan nuestro.
Donde el sol de la sonrisa
se descosió con la prisa
y en la tristeza murió.
En el quiebre de tu paso,
donde muere el ocaso
me hecho a andar
vestida de plata luna,
coronada de estrellas,
libre y segura no miro atrás