He sido cuatro caminos
y al recorrerlos
le fui dando su nombre,
a uno lo he llamado Norte
y este me miraba con sus ojos negros
y al caminarlo pude saborear
a la vera sus uvas…
A otro lo he llamado Sur
porque al caminarlo
llenaba mis ojos de campo,
espigas color oro y cielo azul.
Al tercero lo llamé Oeste,
simplemente oeste
y sus ojos eran de color canela
como la tierra y sus elevaciones
y eran tan largas sus piernas
que debía yo volar sobre sus nubes.
Al cuarto lo llamé Este
y me miraba con los ojos de todos
y al caminarlo cada día
me daba la oportunidad
de nacer de nuevo…
Cada uno me ha dejado lo suyo
y a ninguno los he recorrido
aún en plenitud.
Y así han pasado los años
y la juventud se fue quedando
entre viejos y desordenados ladrillos
y todo fue cayendo, creando
esta armónica experiencia
de colores ocres y oxidados
a la que llamo POSIBILIDADES
Hoy me encuentro parado
exactamente en el nexo,
en ese punto crucial de la vida
donde uno elige ir hacia abajo,
hacia los lados o hacia arriba…
Dudas, sueños, recuerdos,
tal vez hasta rencores
y las ausencias adheridas
en los cuatro caminos cardinales,
sencillas razones para seguir
o quedarse a dormir
en una de las cuatro esquinas…