Han emigrado mis sonrisas
en un éxodo sin final,
hoy sólo,
me han quedado murmullos
de promesas ausentes,
que me transporta el viento,
con su canturrear.
Tu mirada cruza el cielo
dejándome torbellinos de dolor.
lacerando mi piel
y abandonándome
en la acera del olvido
y la aflicción.
Y pregunto,
donde quedó escondido
el baúl donde guardaba,
el caudal de mis risas
y de mi gran pasión.
Escrudiño de nuevo el universo
buscando algún pórtico
que lleve de nuevo,
a mis pasadas sonrisas,
para refrescar mi vida
de tanta turbación.
Tu silencio,
se convirtió en tormento
y mi carne,
sin el aroma de tu piel
es sólo un saco insensible,
de algodón.
Me canjearon las risas
por un mar,
infinito de dolor,
el día que,
tu dulce alma
se ausentó.