Un hombre feo en exceso
y además con aires de machismo
tenía a su mujer hasta los sesos
por su alta adicción al alcoholismo.
Era un hombre sin progreso
que haciendo gala del cinismo
maltrataba a su mujer a su regreso
y con sus hijos, hacía lo mismo.
Este hombre exhibía sus amantes
porque eran un patán mujeriego
y su esposa cansada del desastre
juró más nunca, ya quererlo.
Y aquel hombre compró un primate
pagando por él, un buen dinero
y para que su esposa lo perdonase
le llevó el monito con esmero.
La señora al ver tanta fealdad
reaccionó con tanto encono
que el hombre feo a decir verdad
se asustó tanto como el mono.
La mujer gritaba a más no poder
lanzando improperios hasta por los codos:
¿ Que me traigas un hijo de otra mujer…
Eso sí que no te lo perdono!!!!!
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