Nunca me encontré
mezclada entre tus versos
que espiaba escurridiza
cada noche de verano,
leyéndote sin prisa,
buscándome en vano,
desarmando cada rima
que encerraba un te amo.
Revolviendo las metáforas
para encontrar alguna pista
que refiera a mi persona,
a esta pobre poetiza
que tan fácil se enamora,
y escondía la sonrisa
cuando hallaba a otros amores
en tus palabras, hechos trizas.
Un análisis detallista,
un desarme y un rearme
de sonetos y poemas,
interpretaciones por doquier,
buscándome a mí,
leyéndolo a él,
no encontrándome nunca
ni por A, ni por B.
Un día me dí por vencida,
evidente tu falta de amor
y mi sobredosis de locura.
No te leí más,
pero aún se me da por sospechar
de que tal vez, quizás,
hecha trizas en palabritas
me esconda chiquitita
en algún que otro compás.