Te espero en la orilla del aquel rio,
Meditando sobre una barca flotante,
Las estrellas se asoman curiosas,
Pues querían ver en ese instante,
Te vi asomar, por el camino,
Tu sonrisa lo ilumina todo,
Como el sol ilumina nuestro amor,
Nuestro destino,
Y las aguas claras cristalinas,
Sonríen contentas cantarinas,
Ya estamos los dos desnudos en el rio,
Nuestros cuerpos se juntan como olas,
Mis carnes tiemblan de emoción
Nunca estuve contigo desnudo ni asolas.
Tus brazos me sujetan sin control,
Con ansias, con amor, con pasión, con ternura,
Yo siento el fuego de tu cueva,
Como el hogar que espera mi criatura,
Se acopla a la medida y ajustado,
Como si para mi hubiesen hecho aquella entrada
Y grite como fiera a amedrentada
Sin saber donde me lleva a la final,
esa morada,
Me así, a tu cuerpo como mío
Con la mente en blanco unos segundos
Y de pronto tus espasmos y temblores
Me llevaron a la otra parte de este mundo.
Me bañe en tus fluidos dulzones
Saboreando tus mieles de locuras
Y flote sobre las aguas de aquel rio
Agarrado a tu glúteos, tesoro mío.
Duro, medio minuto esa pasión
De gritos de gemidos y susurros, amor mío
y al volver de nuevo a este mundo,
Estábamos los dos desnudos en el rio…
Autor Joaquín Méndez.
Reservados todos los derechos.
29/09/11.