Tú, ven aquí,
agarra mi cintura,
tómame así,
mírame a los ojos
sonríes, sí,
te miro, me gustas,
pégate a mí.
Un paso, dos pasos,
y el labio se muerde,
las caras bien juntas,
la pista se enciende,
se rozan las piernas,
las manos se toman,
el tiempo se pierde.
Se guía la vuelta,
se baja el sombrero,
se mueve la mirada
disfrutando el pivoteo,
imaginándola en la cama
con el vestido negro
en pleno aleteo.
Se juntan los cuerpos
la música lo pide,
el bandoneón lo marca
y el baile sigue,
puliendo los pisos
enredando el zapato
con hilo invisible.
Así se baila el tango,
así es como me gusta,
cuando el alma lo quiere
y la piel lo disfruta,
se tocan las mejillas,
las bocas se desean
pero siguen su ruta.
Las piernas se deslizan
con ritmo cadente,
entre suave y salvaje
la fuerza se siente,
las medias de red
y el saco aquel
se acercan ardientes.
Tú, mi malevo,
en tus ojos
me veo,
con tus trucos
me mareo,
pa´casa
yo te llevo.