En los años que he vivido no tan fácil,
cien mujeres han pasado por mi vida;
y hoy no sé si por suerte o por desgracia,
cuantas de ellas me recuerdan o me olvidan.
Sólo sé que el pasado ya es pasado,
y en amores para mi no hay quien me diga;
que la vida sólo es una y es tan corta,
y en lo bueno que nos da hay que vivirla.
No quiero decir que amaba a todas,
imposible para mí que eso lo diga;
pero todas dejaron en mi pecho,
hondas huellas de dolor con su partida.
Me brindaron de sus vidas bellas horas,
y caricias que por nada se me olvidan;
pero hay una que caló hondo en mi pecho,
y es por eso que ahí está prendida.
No quiero vivir de vanaglorias,
mucho menos alabar mis fechorías;
no me gusta hablar sobre mis cosas,
mas si callo dicen que soy cobarde,
y si hablo le llaman que es fresquería.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita