"Tanto para él vale el dinero al relucir,/ es tanto para él su embrujo,/ que ya ha dicho que al morir,/ quiere una urna de lujo".
Cuando es por dinero suele ser muy directo,
va a lo que le interesa, ¡al diablo el afecto!
y no le importa a quién se lleva por delante.
No importa cuántos viven, cuántos mueren,
no quiere saber si acaso todavía lo quieren,
cuánto se ganó es lo realmente importante.
Cuando es por dinero no le hablen de amor,
tan sólo lo material le interesa a este señor,
para quien todo funciona a su conveniencia.
Tanto es así que en ocasiones da la impresión
de tener sólo una fría piedra en su corazón
y un billete de los grandes en su conciencia.
Si sabe que sus bolsillos están bien llenos,
a él siempre le van a parecer muy buenos
todos los resultados de su egoísta proceder.
Que crezcan de una manera extraordinaria
los ceros a la derecha de su cuenta bancaria
y los intereses también desea verlos crecer.
No importa si en su casa necesitan su cariño,
si requiere de su presencia su niña o su niño,
él está en lo suyo, en el amasijo de billetes.
Le interesan más las sumas, nunca las restas,
está muy ocupado en sus divertidas fiestas
y hasta participando en opíparos banquetes.
Si no hay dinero de por medio no se divierte
cuando juega con los amigos pues la suerte
sin apostar algo, para él carece de sentido;
en su mente la meta es clara y sólo es una
y hasta no amasar una verdadera fortuna
sencillamente nunca se dará por vencido.
Para él vales por lo que tienes, no por lo que eres,
nada interesa si acaso eres su pareja y prefieres
que deje el materialismo y se dedique más a ti.
Suele creerse muy inteligente... o el más listo,
si eres rico te dirá “qué placer haberte visto”,
si eres pobre o de clase media “no recuerdo si te vi”.
Siempre ha existido gente así, según la historia,
tengo grabados varios nombres en mi memoria
y hasta en tu propia casa tal vez alguno hospedas,
gente para la cual ganar dinero es su única luz,
que son muy capaces hasta de mandar a la cruz
a su mejor amigo... por unas pocas monedas.