Antes de nacer ya inicia la pelea,
entre millones y millones, uno se crea.
Y se llega, pero no fácil, al planeta
porque primero tienes que adentrarte,
allí en la bolsa combatir y alimentarte;
y si no te cuidan, imposible es otra meta.
Con esas etapas pasadas llegué,
primaria, secundaria, universidad - estudié.
Pero la vida no es vida sin haber gateado,
no se aprende nada sino caminas
y cuando hay que correr coordinas:
la vida no es vida sino tiene un pasado.
Te enseña de trabajos en su tren,
como se hacen cosas y además, quien es quien.
Quien es el bueno, el malo, el imparcial;
el sapo, el que daña, el que hace mal.
El lleva y trae, el bochinchoso, el que se enclaustra
en que el jefe le dará un aumento si canta y si se arrastra.
Con cuarenta y cinco ya es conocido que en amores
no hay solo uno, es excéntrico si no existen dolores
y en ellos se llega a la perfección por sus errores.
Que en todos se quiere llegar a la perfección
viviendo más y más errores sucedidos diariamente,
se sale de un amor a otro de desilusión en desilusión
y la perfección no llega, pero el amor si, que imponente.
Se ha vivido con amigos ejemplares de lo fiel,
y más adelante notas no importarles; te abandonan,
te tiran a los despojos, te critican, te traicionan
cuando aumentan sus bolsillos, porque suben de nivel.
Ves como gozan lo obtenido con su avaricia
mientras otros sufren de éste mundo la injusticia.
A esta edad se ha pasado por tantas cosas,
verdades, mentiras, traiciones, brujerías;
claridades, oscuridades, noticias espantosas;
bellezas, realidades, sueños y porquerías.
A mis cuarenta y cinco no cuento con ese intelecto
de ser un súper dotado o algún sabio profeta;
vivo mi realidad de humano y humilde Poeta
y sé a perfección, que el mundo nunca será perfecto...
Alviz Neleb
Septiembre 30 de 2011
5:54 p.m. - Viernes