El cielo está muy triste,
la pena lo inunda;
Una vida se apaga,
cual estrella durmiente;
En los campos las plantas,
ya no dan simiente;
Esplendida flor blanca,
deja de ser fecunda.
Ya el brillo lozano
de sus lindos ojos claros,
No me hablan del verdor
de esa existencia;
De esa existencia,
que fue clamoroso canto;
Se apagan en silencio,
sin contar su vivencia.
El fulgor de las estrellas:
Se enfría, se apaga,
Pero siguen andariegas
surcando el cielo,
En busca del infinito:
descanso y consuelo;
¡Como las almas
puras y buenas acaban!