Es la melodía de mi vida que se ejecuta para ti.
La sinfonía de mi existencia se hace música en tus oídos.
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Encendiste mis luces más intensas,
rompiste las murallas de lo ético,
fantaseamos vehementes, desquiciantes.
Nos dimos… apasionadamente.
Rozaste mis deseos y te adentraste
seduciéndome el alma,
proponiendo vuelos de luciérnagas
en esta noche de desvelos.
Estalló la pasión y fue el placer
Salpicando lujuria, salpicando pecado.
¿Pecado?
¿Es pecado entregarse al amor…
o es pecado no amar?
Queda la incógnita guardada en el pañuelo.
Mientras tanto… estoy en alto vuelo
mi cuerpo extrajo todo lo guardado
y el grito libertario se hizo eco
en el momento mágico…rompimos las cadenas,
¡Vencimos los tabúes!