Desarmada luz que te atas
En el fuego quiebro de una estancia
Sin remedo ni sustancia de sombras
Socavas la lentitud deshuesada de un tiempo
El tiempo de alguna vagabunda agonía.
Serenata de sombras
Al pie de una opereta de claustro mortorio
Entre brunos altares y coros de sacristía romana
Mi alma se transmuta a terciopelo de averno.