Entre los muertos , vi a Regina.
Inmóvil me miraba furtiva;
con la flama de la " Lámpara votiva"
intenté coronarla sin espina.
Ondea su ideal en cada esquina,
y su ausencia , es presencia que cautiva.
Desde siempre recuerdo que una ojiva
en la sien le abrió una bocamina.
En el silencio,; los cánticos del grillo
elevan sus plegarias a escondida;
a sus muertos, que también son mios.
Por eso, el " DOS DE OCTUBRE NO SE OLVIDA ".
Es memorial que a todos maravilla
y desafió a la mano extendida.
Claudio
" No son ciertamente páginas de gloria las escritas esa noche, pero no podrán ser olvidadas nunca por quienes, jóvenes hoy, harán mañana la crónica de estos dìas nefastos. Entonces, tal vez, será realidad el sueño de los muchachos muertos. De Ana María REGINA Teucher, estudiante de primer año de medicina y edecán de la Olimpiada, caída ante las balas, con los ojos inmóviles y el silencio en sus labios que hablaban cuatro idiomas. Algún día una lampara votiva se levantarà en la Plaza de las Tres Culturas en memoria de todos ellos. Otros jóvenes la conservarán encendida.
José Alvarado. " Luto por los muchachos muertos" , Siempre nº. 799, 16 de octubre de 1968.