Tras la torrencial lluvia de la tarde,
el perezoso sol que no asomaba
la tierra convertida en fango y lodo,
humedece cortezas con verdín.
Aspecto de miseria al panorama,
más falto de azucenas y amapólas
desabrido paisaje,sombras frías,
que fatígan el aire y se apoderan
de penúmbras que bailan distraídas.
El tumbado festejo vacilaba,
entre túrbios recuerdos levitaba
y con ancias de eterna primavera,
suplicaba piedad y suspiraba.
Los arbustos que ébrios se estremecen,
al cristalinas gotas descender
entre hojas y tróncos olvidados,
como lágrimas que llaman el ayer.
Imaginan pañuelos temblorosos,
que pudieran en pómulo absorver
el rocío de duelos que alimentan,
la esperanza de un día florecer.
Sil.