He pensado en los versos
que desearía dedicarte
endulzar tus oídos
y lentamente
tocarte.
He imaginado las caricias
que podría regalarte
despertar tu carne
y paulatinamente
entusiasmarte.
He soñado las delicias
con que podría deleitarte
¡no te alejes!
que mi piel
¡por ti está que arde!