En tiempo de pandemia
Vivir contaminando,
al otro con te quieros,
sin calcular siquiera
la pandemia porcina.
Aproximar al prójimo
a nuestro corazón
ahuyentándole miedos
suturándole heridas.
Porque si no vas al otro,
¿a donde van tus pasos?,
¿a quienes te diriges?,
¿qué es lo que te anima?
No pierdo la esperanza
que ahora te des cuenta,
que hay otro cerca tuyo
urgiéndote a que vivas,
teniendo por vivir,
ponerle el corazón
la fuerza y la razón
al uso de los días.
En vano no será
podernos contagiar
de modo fermental
de amor y de alegría.
Y no hay un tamiflú
que mate la virtud
de aquel que halla salud
en pregonar la vida.
No existen tapabocas
que puedan contener
el virus del querer,
bacteria del que estima,
al otro mas que a sí,
a todos mas que a él,
y a contagiar se anima,
el virus del buscar
del hombre la unidad,
del tiempo la verdad
pandemia espiritual
que el mundo necesita.
Héctor Sanguinetti
Montevideo 4 de agosto de 2009