Evocaba en mi memoria recuerdos del ayer
junto a ella,
en un instante prolongadas caminatas,
en tardes de arrebol,
trémula llama de mí ser.
Siempre tuvo la sonrisa más grande y sincera
hermosa como siempre ella, así era,
sin decir palabra de sus labios me inspiraba
trastabillando para besarle,
y divagando al tiempo, sólo para amarle.
Y sus ojos negros, y transparentes a la vez,
desprendían un fulgor único
un portal hacia su esencia
que me cautivaba,
seducción y ternura tal cual manifestaba.
Era su hipnótico corazón
que embelesia mi alma,
me transportaba a un mundo tangible
coincidiendo en un amor sublime,
pasión de los dos.
Idílico amor,
de un sueño prohibido,
imposible ante los demás,
sólo quedo
en un silencio sepulcral.