Escucho,
la música alegre
del viento,
cuando con amor,
va acariciando
la copa de los árboles,
con un ritmo celestial
o es mi alma,
que se deleita
en tan sublimes momentos.
Y yo,
con mis pensamientos despiertos
y con la pluma,
de poeta,
que siempre llevo dentro,
emerge un dulce poema
de amor para el viento.
Mientras contemplo,
con gran emoción,
como se van meciendo,
las copas de los árboles,
al compás,
de la música del viento
voy tejiendo una idea,
para plasmar,
lo que siento,
en un hermoso poema,
a este tierno
y fresco momento,