De tanto utilizar el oro entrañando en el recurso
Terminare aruñando al sol,
Despachurrando el luminoso cuerpo del gusano
Para alimentar el hundimiento de una noche
Con el desparramado fosforescente de su sangre
Guardare orugas de colores peligrosos
En la piel de mis bolsillos.
Apilare cientos de miles de conchas vacías,
Y me cuidare de las líneas
Que como hojillas de luz resbalan la belleza.
Seré de la tierra,
A cambio de correr saludable
Por el borde donde agua y cielo
Entretejen la hebra del capullo,
La mimética seda que protege al vivo fuego.
Empeñado en empuñar la claridad
Clareare el índigo que cuelga de las estrellas moribundas
Y con mis ojos afilados
En la contemplación inequívoca
De uno y otro amanecer
Pasare la mano por la frente…
Rojos, naranjas, verdes desencarcelados,
Amarillos desrielados,
Fluirán intermitentemente del seno de la mañana,
Que es del todo hoy.
Y así como hoy,
Apresurado por arrellanarme mitigadoramente
Bajo el oquedal que sobrevivió el invierno,
Dar a la ternura arrancando pétalos de sal
De la nieve cobijada en las memorias
De algún vientre o de algún cuerpo.
Y así como ayer,
Cambiando el entroncamiento de todo,
De lo que no vale la pena añadir
Con pensamientos,
Por un asalto meticuloso
Que lleve esta sensación
a sentirse en un momento.