Isaac Amenemope

TERRIANO

De tanto utilizar el oro entrañando en el recurso

Terminare aruñando al sol,

Despachurrando el luminoso cuerpo del gusano

Para alimentar el hundimiento de una noche

Con el desparramado fosforescente de su sangre

 

Guardare orugas de colores peligrosos

En la piel de mis bolsillos.

Apilare cientos de miles de conchas vacías,

Y me cuidare de las líneas

Que como hojillas de luz resbalan la belleza.

 

Seré de la tierra,

A cambio de correr saludable

Por el borde donde agua y cielo

Entretejen la hebra del capullo,

La mimética seda que protege al vivo fuego.

 

Empeñado en empuñar la claridad

Clareare el índigo que cuelga de las estrellas moribundas

Y con mis ojos afilados

En la contemplación inequívoca

De uno y otro amanecer

Pasare la mano por la frente…

 

Rojos, naranjas, verdes desencarcelados,

Amarillos desrielados,

Fluirán intermitentemente del seno de la mañana,

Que es del todo hoy.

 

Y así como hoy,

Apresurado por arrellanarme mitigadoramente

Bajo el oquedal que sobrevivió el invierno,

Dar a la ternura arrancando pétalos de sal

De la nieve cobijada en las memorias

De algún vientre o de algún cuerpo.

 

Y así como ayer,

Cambiando el entroncamiento de todo,

De lo que no vale la pena añadir

Con pensamientos,

Por un asalto meticuloso

Que lleve esta sensación

a sentirse en un momento.