Diaz Valero Alejandro José

Pobre ciego

El pobre ciego de la plaza

llora y llora con desconsuelo,

ayer lo robaron por desgracia

un grupo de bandoleros.

 

Todo el día con su mano estirada

recogiendo míseras monedas,

para que esta gente despiadada

le robe la esperanza de su cena.

 

El pobre ciego llega a su casa

y en el silencio de su habitación

el dolor, el alma le traspasa,

y sufre solitario su dolor.

 

Otra tarde, de esas cualquiera,

no hubo robo que lamentar;

pero hubo tristeza de igual manera

y el pobre ciego volvió a llorar,

 

Fue una jornada sin provecho

y cuando ya caía la tarde en sombras,

se vio al ciego caminar maltrecho

con el sombrero vacío, sin limosna.

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