Soy el verso que respiras en silencio
la palabra que temes dibujar en tus labios.
Eres el verso que llora avergonzado
escondido en su habitación, la más triste poesía.
Somos los dos, marionetas de la sonrisa mordaz
de esta vida caprichosa y extraña que se divierte
destrozando a patadas las rosas.
Soy tu mal hábito de volver a marcharte
con el deseo de quedarte aquí conmigo sin saber.
Eres la canción que canta sin letra
ya nada nos queda por decir, sólo restas como
melodía fugitiva que se resiste a morir.
Somos tú y yo eterna despedida de besos y agonía
pretendiendo olvidarnos un momento de ella.
Pero es ella tu enojo y tu risa, piel que te gustaría invadir
con la pasión que en mi cuerpo encuentras de sobra.
Al final, seré recuerdos del pasado, fantasías de tus amaneceres,
primer punto a tratar en tu siguiente vida.
Será ella la aguja delgada y fina que definirá
en su mandato los segundos de tu necia existencia.
Serás sonrisa interrumpida, la pausa antes de gritar
otra dolorosa promesa a olvidar.