Llorando en el baño de un bar
Hoy me antoje
no sé de que alegría
de que monstruo sagrado.
Yo,
sé de tus miedos
los presiento
los palpo.
Ellos han venido a mí
tantas veces
dibujando sin la mayor
pretensión
una rayuela en mi vaso.
Yo,
conozco la respuesta
a tus espantos…
Y en el bar danzan
el azúcar, el humo, la manzana…
la laguna azul con el café stramberry
No recuerdo bien…
Pero volvamos a tus miedos
tan cotidianos
como esa lágrima que golpea los labios
mientras caen las pestañas una a una
sobre el cenicero.
Y eso fue más triste que aquella vez
que escuche a un payaso llorar
en el baño de un bar.