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Sola
La noche, tu compañera. Te encuentras en tu casa,
en afanosa brega buscando que leer…
Dostoyevki, Kazantzakis, Maupassant, Valcárcel,
Verlaine, Baudelaire, Cardenal, José Antonio.
Neruda, Julia, Darío, Sánchez.
Te quieres transportar… te quieres remontar…
Vivir en cada libro… ¿Sabes por qué? ¡Para escapar de ti!
Y es que te sientes sola, terriblemente sola.
Ya todo lo planeaste en el camino
-“Ahora cuando llegue preparo unas chuletas,
Me baño, arreglo el traje que me pondré el domingo”…
No quieres que te sobre ni un momento, no.
Pues te podría traicionar el pensamiento,
y no quieres acordarte que estás sola
porque podrías llorar… ¡Y tú has llorado tanto!...
Las nueve de la noche. Te encuentras en la cama,
Pero antes en el baño completaste el ritual;
buscarte cada arruga imaginaria…
sobre todo en los ojos…
la crema, el humectante, peinar de tus cabellos,
dirigirte al espejo, y mirarte así, desnuda.
Mirar tus senos duros…exhalando profundo
dejar tu abdomen plano,
y siguiendo el contorno de tu cuerpo,
estremecerte toda… al deslizar tus manos…
Las nueve de la noche. Te encuentras en la cama.
Comienzas tu viaje
Montada el regazo de las páginas…
Pero no te concentras… No sabes que te pasa…
Te vas a la cocina y te preparas
un vaso de leche con cocoa,
tomas agua después y vuelves a tu lecho.
Intentas nuevamente cabalgar en tus sueños.
Pero no te concentras… No sabes que te pasa…
¡Es el mar de la inquietud que te estremece el alma!
Se pierde tu mirada a través de la ventana.
Marca el reloj las doce.
Tus ojos se cierran poco a poco…
y así te vas durmiendo,
sin que te dieras cuenta…
Rafael