Ven con tu caballeria de peluchis
y has tu guerra ingenua y sin sentido
entre mis manos y mis hombros
Ven con tu armadura elocuente
desenfadada y sutil, carismatica
esparce tu risa en mis fantasmas
arroyuelo rueda entre las piedras
calientes que el cerebro hierve
y cuece, cuece tu ausencia
Ven caballerezca de rojo y blanco
y en mi tronco de roída corteza
posa tus manecitas grandes
que me abracen, que me abracen
desde la distancia innerte
desde la inocencia inédita de tu estatura
mi gigante de cinco
mi Karlita divina.