Poesía, Sentidos, Pasión y Amor.
Sentir el peso del silencio, Sostener la mirada con palabras mudas,
Tratando de encontrar la frase adecuada, Para expresar ese sentimiento oculto,
Con frases banales y llena de murmullos del alma,
Un silencio sorprendentemente lleno de dulzura,
Pensando cómo expresar esa sensación, O descubrir la causa de dichas futuras,
Sin entender la delicadeza del espíritu, Al ver tus ojos tan límpidos y bellos,
Como lagos tranquilos, Donde se reflejo el azul del cielo,
Con una sonrisa en los labios, Y el alma llena de un encanto nuevo,
Como el seductor perfume de las flores,
Lleno de concupiscencia con el corazón agitado,
Esos labios púdicos sin contar sus tormentas,
Los apetitos de la carne y las melancolías de la pasión,
No habrá antifaz, que logre por mucho tiempo,
Ocultar lo mucho que siento, ni fingir que no siento,
Ver correr el agua en el rio, que se lleva las pequeñas olas,
Así se ha ido el encanto, la esperanza de una feliz ventura,
Los deseos voluptuosos se dispersan, Virtud estéril, esperanza muerta,
La llama se apacigua poco a poco con la ausencia, La pena se ahogo con la costumbre,
El recuerdo que se borro gradualmente en la conciencia,
Esos ojos que penetran como barrenos ardientes en el corazón,
Ver alzarse el viento, como una ligera ola,
Es necesario alternar los sueños con la acción,
Con el alma atormentada necesita, Pasiones puras, los goces más furiosos,
Precipitándose así en toda clase de fantasías,
En busca de la felicidad, Que algún día he de encontrar,
Poco a poco las luces se apagan, Y las estrellas se encienden,
Es imposible luchar contra el cielo, Ni resistirse a la sonrisa de los ángeles,
Ser arrastrado por lo bello, encantador y adorable,
No quiero que este amor pierda su encanto, Y que caiga como un vestido,
Que deje al desnudo la eterna monotonía de la pasión,
Que tiene siempre la misma forma y el mismo lenguaje,
Aunque el alma se desborda en ocasiones, Con las metáforas más vacías,
Nunca te he visto más bella, con esa indefinible belleza,
Resultado de la alegría, que no es más que la armonía temperamental,
Las ansias, las penas, los placeres y las ilusiones,
Sintiendo los latidos del corazón, como golpeando bajo el pecho,
Queriendo sepultarme en el fondo del corazón, Pretendiendo criticar los prejuicios,
Bajo la mascara del placer, enseñando la virtud,
Y tan hermosa como una rosa en primavera ò un sol en la alborada,
Llegando al fondo del alma como un torbellino, que se precipita a un abismo.
Jesimar. . . . . Oct - 2011