"A veces entre tantos anocheceres, mi único amanecer eres tú".
Hoy estuve viendo dentro de mí muy detalladamente,
hallé huellas bien marcadas desde mi infancia,
que hablan de cómo he ido cambiando lentamente
a través de los años, que son en el tiempo distancia.
Recordé con pesar perdones que no me concedieron
y otros perdones que por mí nunca fueron concedidos,
aquellos juegos en los que participar me permitieron
y otros tantos que para mí siempre fueron prohibidos.
Vinieron a mi mente recuerdos de mi madre, sus gritos
y su férrea insistencia para me comiera toda la comida,
los cuentos de mi abuela que eran tantos, eran infinitos
y que dejaron tantas enseñanzas a lo largo de mi vida.
Estuve viendo dentro de mí y encontré algunos pecados,
unos no graves, otros que por serlo prefiero no contar,
también unos a Dios alguna vez admitidos, confesados
y unos cuantos tan ridículos, que hasta risa pueden dar.
Encontré letras de tantas y tantas historias increíbles
que hoy recordarlas hace que de verdad me asombre,
relatos absurdos, romances raros, poemas imposibles
y en un rincón de mi alma, por ahí oculto, tu nombre.
Estuve viendo dentro de mí y encontré una pasión
que todavía sigue ardiendo, están vivas sus llamas,
se escuchaba todavía la letra de nuestra canción
y el suave eco de tu voz repitiendo cuánto me amas.
Estuve viendo dentro de mí y me vi tal como soy,
con mis pocas virtudes y obvio, mis tantos defectos
y notando ahora como siento buena cuenta me doy
que por ser por ti, mis sentimientos eran perfectos.
Esa búsqueda me llevó a cosas comunes de los dos
y mi sentir por ti hoy me lo comprueba, lo confirma,
es nuestro amor una obra imperecedera de Dios
y en mi corazón que late y late por ti, está su firma.