Vivimos exigiendo lo que no merecemos
Y no damos en la medida que debemos
Tal vez la vida se gaste en dar
Y en poca medida recibir
Pero nos queda la alegría
De que fuimos capaces de dar.
Si las manos florecen caricias
Debe ser para aliviar las asperezas
Si el rostro florece en sonrisas
Debemos ablandar la dureza
Si los labios florecen palabras tiernas
Debemos decirlas incluso a quien nos insulta
No guardemos rencores que envenenan el alma
Que de las flores ellos son las espinas.
Sonreír es la clave para matar amarguras
Conversar es la clave para un buen entendimiento
No nos dejemos aplastar por las sospechas
Y menos por los malos entendidos
Demos lo que necesitamos recibir
Recibamos lo que merecemos.