Las sombras de la noche han caído…
Miro a mi alrededor... oscuro silencio…
El frío abrasador del invierno eterno…
Se ciñe a mi cuerpo preso en este infierno…
Toda verdad es una mentira…
Y toda mentira la ilusión de una verdad…
Y como todas las cosas de esta vida…
Terminan por ser una necedad…
Madurez, aprender a aceptar aquello que no nos gusta…
Y aceptando esta primera estrechez…
Es como enfrentamos un mundo que nos asusta…
Sería mejor quedarnos en la niñez…
La amistad verdadera, flor exótica…
Y por su extraña naturaleza, delicada…
Mientras que los pseudo amigos abundan como la maleza…
Los primeros solo habitan en el alma…
El amor puro y sincero es creación de nuestra imaginación…
Y si no se ajusta a nuestras particulares exigencias…
Lo convertimos en algo desechable…
Y sin miramientos lo lanzamos a un rincón…
Si se equivoca dudamos de su pureza…
Y por consiguiente de su sinceridad…
Dejamos de tratarlo con delicadeza…
Y nunca más creemos en su verdad…
Quizá me equivoqué de lugar y de tiempo…
Quizá aparecí en la tierra equivocada…
O quizá es solo que se agotó mí tiempo…
Y estoy sumamente cansada…
Las cicatrices del cuerpo suelen borrarse algún día…
No voy a negar una obviedad…
Pero las del alma, las que se robaron mi alegría…
Se quedaran conmigo toda la eternidad…