Quiero, bajo la intensidad del viento escribir para la bella dama que conocí, describir el casto amor que por ella siento y el elogio por sus hermosos ojos, de rubí.
Más brillante que del cielo, centella, es su mirada que bruñe como el sol mis ojos, de azur tiñe mi alma aquella que boga mi corazón en mares rojos.
De aguamarina es su rostro y de diamante sus cabellos, tan frágil es su cuerpo lustro que en mí produce destellos.
De seda y de armiño son sus manos de estirpe sagrada su amor breve, de fino color son sus ojos llanos que me derriten como el sol la nieve.
Al son del sistro y del tambor le canto bajo la armonía sideral, bajo el calor del sol primaveral entonando con pasión las notas de su encanto.
Que púberes acantos su belleza adornen con el ágata rosa de su rostro liso, y de sutil halagueño cubra mi paraíso, de vida, de sueño, de orden