"Nos faltan vocales y consonantes/ para poder describir el amor,/ se escribe igual que antes,/ pero a tu lado se siente mejor".
Por momentos no se veían en mi teclado,
parecía que de pronto se habían borrado
o no sé, pero en verdad no las podía ver.
Quería escribir o describir cómo ha sido
el proceso para que al fin llegue el olvido
y deje ya de importarme tanto tu querer.
Quise darle inicio a lo que sería mi poema
y me topé con este raro y peculiar problema
de no tener los instrumentos para escribir.
Justamente, qué casualidad, me faltaban
las letras exactas que en sí conformaban
todo aquello que justo hoy quería decir.
Que te olvidé, que no te extraño, no te pienso,
que ya no me ataca la angustia ni estoy tenso
por no tener desde hace mucho noticias de ti.
Que estoy fuerte, que cualquier dolor aguanto,
que no es ese amor que antes me quemaba tanto
lo que ahora arde sin cesar muy dentro de mí.
Pero no hallé las letras necesarias para armar
unos versos simples pero sinceros para gritar
que ahora para mí todo se siente muy diferente.
Que veo amanecer de otro distinto color el día,
jurarte que no es nada cierto que te amo todavía
como sé que por ahí murmura tanto la gente.
Se me escondieron casi todas las vocales,
como si para ellas no fuesen muy reales
todas las palabras a las que ahora me refiero,
yo no miento y eso lo sabes muy bien tú,
sólo aparecían la e, la i, la o, la t, la r y la q,
como si yo pretendiera escribir que te quiero.
El resto de las tan vagabundas consonantes,
esas mismas letras muy amigables que antes
solían acompañarme en cada verso de los míos,
ya no aparecían y yo no podía entonces definir
y el poema que esta misma noche debía salir,
se me quedó en el tintero con los versos fríos.
Te iba a decir que conmigo te equivocaste,
si acaso segura en algún momento pensaste
que no te olvidé ayer, ni hoy ni será mañana.
Sin embargo ya ves, de verdad tuviste suerte,
te iba a probar que ya he dejado de quererte
y a las letras taimadas no les dio la gana.