Gerardo Barbera

ESTÁ EN EL RINCÓN

Claro, no existe, estamos enfermos

no es más que  el miedo de los siglos,

una sombra del oscuro inconsciente

no hay nada debajo de la cama

son las esencias de los padres imaginarios

los inventos oscuros y dementes

que perturban el cuerpo y el alma

con el fuego de un infierno inclemente.

 

Pero, le he visto en mis noches sin luz,

ahí, en el rincón de maldiciones,

me mira y se burla de mi carne

penetra cada fibra de mi cuerpo,

yo le temo, él lo sabe, no le importa

quiere anunciar  la ausencia del alma,

busca que el llanto sea eterno,

me brinda las sombras de licores

y se duerme en el universo del infierno

donde un arcoiris negro de rencores

adormece para siempre los amores

bajo el frío de este pálido invierno.

 

Es la negra luz de la infancia

que recorre mi delirio de licor,

creo que es la copa de locura

y que no existe la sombra maldita de siempre

asomada en mis días irracionales,

que ese rostro que vi en el baño aquella noche allá, hace años muy lejanos

fue tan sólo un recuerdo y nada más.

Esa sombra me persigue, está ahí,

no entiendo porque nadie puede verla,

se oculta debajo de la cama,

su cara es la de una anciana que me llama, 

tengo miedo, ahí está

si te fijas bien en esa sombra,

en el rincón del cuarto,

tal vez, puedas verla.