Los románticos sonríen,
también soy la que duerme su puñal en el costado
sin dejar que despierten avalanchas.
La periferia de mi sueño se nubla como isla sin caminantes.
Existen ojos que corroen despacio,
encarcelan la raíz de otra mirada.
¿Como reir si no sostengo los acordes
si Mozart y Beethoven ahogan su gris en mi cuarto de nieve ?
¿Cual fatiga es el alba que me hizo cercar
este desgarramiento sin escudos?
El climax es el aguinaldo de la sed,
al ministerio de una paloma que niega su ángel
porque el vitral luce sin brillo
y es absurdo usar campanas en la cintura....