Como no amarte ave dócil,
si aún en tu alto vuelo,
sigues perfumando mis días,
Voy desvariando por tus orillas,
como viento sin bridas,
y naufrago hondo,
en un mar llenos de espinas.
Surco el cielo de tus ausencias,
desquiciado por una caricia,
y me preña la noche,
de soledad infinita.
Extraviado en un mar sin fronteras,
envuelto entre olas sin salidas,
buscando el oro del amor,
me encuentro entre caracoles muertos
y aguas sin vidas.
Voy dando tumbos,
dentro en un bosque seco,
porque perdí la armonía,
y deambulo como una ola perdida,
en la noche ardua y fría.