Serenamente te aguarda mi pecho
Y en paciencia perpetua mi alma dormita,
Mi esencia cálida en simple aroma se abriga,
Y murmullos de amor en palabras vacías se apagan.
Escondo en los ojos un brillo radiante,
Y una sonrisa esquiva mis apretados labios,
Una caricia profunda oculta en mis manos,
Y en agua se derrite mi desierta lengua.
El fuego arde en mi piel gélida,
Y las lágrimas brotan de una esperanza eterna,
Mi cuerpo todo grita en sepulcral silencio,
Y mi voz te llama enmudecida de frio.
Solamente aquel día en que regreses
A mi pecho que te aguarda en lealtad aguda,
Mi aroma cálido llegará a tu olfato,
Mis murmullos de amor tocaran tu oído,
El brillo de mis ojos cegara tu vista,
Cada caricia se grabara en tu cuerpo,
Cada beso será un oasis de miel,
Y ninguna sonrisa bastara entonces.
Solo aquel día en que estés con migo,
El mismo fuego nos quemara de ciento,
Y las lágrimas empaparan tu rostro,
Mi cuerpo ensordecerá tu alma,
Y mi voz no dejara de convocar tu nombre.
Solo aquel día en que vuelvas
Entera me devolverás la vida.