¡Ah! dejar que una pasión amorosa
se marchite es ser un matador,
es el que dice que desborda con lágrimas
al mar Muerto para luego
jactarse y volverse un enterrador.
Que no se ufane el que lleva la soberbia
en su pecho como un gran cazador,
el que golpe a golpe con hacha certera
va destruyendo la cascada de la ilusión,
y va sepultando el horizonte del amor.
Que el mundo no se confunda con los hirientes,
que prometiendo sonrisas
y llevándolos a las brisas
terminan siendo los caminantes dolientes.