1
Cuanto daría por empujar la facultad de soñar
hacia el abismo que separa nuestras ilusiones.
Dame de los frutos que tumbé mientras soñabas
el zumo de las madrugadas;
dame del zumo de la noche
el fermento de tu condición himénica,
embriaga la lucidez de volar
mientras duermes por tu rostro.
Lustra con esa facción extática
el recóndito impulso de transparentar tu falda.
Punza con la crucial mirada
la exaltación de mis pupilas.
Anida en mis ojos, tanto brillo,
que los remansos desnudos que curvean tu cuerpo
puedan reflejarse en ellos.
2
Cuántas caricias han quedado emboscadas,
como ciervos que fluyen entre tus inervaciones.
Allí la espesura de la vegetación pubiana,
y mis brumas desafectadas
colándose hasta el húmedo corazón de tu bromelia.
Allí un santuario para mis caricias
en mitad de la afectiva selva húmeda,
y mis mensajeros químicos
hundiéndose en tus zonas movedizas.
La hoguera se desmaya,
y del desmayo la consumación
brota en esa multiplicación de labios.
La gravedad tira de la corriente adrenérgica,
mientras las pompas filiares se disipan
y quiebran el aroma de la rosa.
3
Trazas marcadas de profundidad
como invisibles puntadas en tu piel.
El balance de mi conmoción armándose de vértigo,
y la garra afilada de placer
deslizándose desde tu corona hasta tus pies.
Se puede rasgar el horizonte
con las insuficientes manos nacidas del contacto,
cristalizar la separación, aparar la lluvia,
chispear en la frontera, extenuar el tacto.
4
Creo que vine al mundo
a morir entre tus piernas,
a tomar tu sueño
por el borde más estrellado de la noche.
Anda, ven a correr por estos pastos,
pisa el viento con tu pelo,
sumerge la piel de tu risa
en el arroyo que fluye hacia mis campos.
Puedo oler la flor excitada debajo de tus jeans,
la montaña virgen señalándome el camino.
Puedo verte toda desde aquí,
desabrochando tus vestidos.
Mira que bellos labios vulvares.
¿No son dos remansos dormidos?
Dos remansos que se juntan
en la creación de un lugar para la vida.
5
Oh, si la palabra fluyera
como fluyen los arroyos.
Si refrescaran los besos como refrescan las palabras,
si el interior se abriera a la desembocadura humana.