AdelaVila

Amapola

A mi Ángel de la Guarda

Lejos de mi pensamiento -esta doña nadie-

¡molestarle! en su quehacer importante

con sandeces, nimiedades o asuntos banales.

Pero para la escribiente, de vital importancia.

Ya se sabe, de pequeñas cosas…

¡crecen extensos campos de amapolas!

A fecha, nadie ha podido decir,

¡sí!, he sido agredido por una amapola, ¡ésa con pistola!

Analfabeta que nació sola,

que por indisciplinada crece salvaje,

que a la vista es roja,

y a la paz y libertad, en grandeza iguala.

Que cuando la buscas la encuentras

que permanece feliz en su pradera,

que solamente le preocupa ¡que llueva!

Que sabe que crecerá poquito,

que su altura es del Alto Designio,

que en feliz silencio… se extinguirá.