Un silencio casi terminal se acopla
a las tonadas de todo lo que existe
y el céfiro, como si estuviese loco sopla
desde los cuatro puntos repite su copla
de una canción amarga, en tono triste.
Porque el disentimiento aún insiste
en calar con la insoportable distancia
corazones que aman de manera terca,
amores anhelantes de vivir tan cerca
que puedan palpar latidos en su estancia.
Aquel escuchar de coplas crece el ansia
y la desesperación por estar a su lado;
Amor: perdona la distancia imprudente,
que impone toda su frialdad ante la gente
y me tiene, en redundancia, distanciado.
Pero… no me quita jamás haberte amado,
ni tampoco que también repita y exclame
en mi cantar y en mi sentir que versa
de que te ame con la máxima fuerza
y al amar, en redundancia, que te ame…
Alviz Neleb
Octubre 09 de 2011
8:28 a.m. - Domingo