Yo tengo el corazón a la deriva
me dijo el viento, que ha sido culpa mía,
que los amores no son seguros puertos
cuando sus dársenas se abren por un día.
Que imaginé la ruta que quería
interpretando el mapa de mis ansias
y que guiado, tal vez, por mi manía
cuando divisé un amor, clavé mis anclas.
Porque recala, quizás, en buen momento
el corazón, a veces, se confunde
y cree conseguir seguro puerto
allí donde más rapido se hunde.