La nostalgia se filtra
y nace en la mochila, se que los adioses han desvestido el canto de la arcilla,
al tocar tus manos, el río dispersa muchas imagenes. Las aves alcanzan un litoral de amor, se inclina la piel, algo de mi escritura, algo de mis lunas, y en los contornos de la señal persigo aquella vasija y todo queda en la costumbre de tus caminos...
En la sombra de muchos vientos otro es el sueño de los Cañahuates, la equivocación nace de la blanca huella y d tanto caminar en la soledad de mi carrizo, los dedos tiemblan y los poemas agitan las guitarras que no he visto.
Descalzos giran y afilan los besos callados, la luna, duermen en la herradura de los veranos y una señal nacerá en las trenzas de aquel bosque sin mejillas, en la sabiduria de las mochilas.
Es una vasija que escucho en la ceremonia, pasa todo y la nada sobre mis pies, sobre el sueño de la nevada y entiendo el asunto de la celebración de los silencios de aquellos amores que van por las tardes a pleno vuelo de luna dentro de un poporo que tiene el aroma de muchos siglos, y siento tu cuerpo que se desborda en la teernura de mi carrizo