Todas las palabras juegan y viajan;
pero siempre regresan a mí.
Han estado en boca de tantos.
Han sido utilizadas para amar,
para andar, para vivir.
Siempre regresan a mí.
A veces llegan cansadas
de tanto perigrinar de boca en boca:
por todos los caminos, por todos los senderos,
por todas las ciudades, por todas las calles,
por todas las casas, por todos los rincones.
Pero siempre y siempre regresan a mí.
Yo las recibo, las acaricio
las beso, las lavo y las amo.
Se quedan por un tiempo
y después se van.
Viajan de boca en boca,
las llevan hombres, mujeres y niños
y ellas van felices,
hablándolo todo,
diciéndolo todo,
nunca callan nada.
Vuelven de su perigrinar,
iguales, o más sucias o más limpias.
Vuelven para que las acaricie,
vuelven para que las ame.
Pero un día...! no voy a estar ¡
Necesitan un poeta, diez poetas,
cientos y miles de poetas,
para que las reciban
a la llegada de los caminos,
en las plazas, en las esquinas, en las casas.
Necesitan poetas para que las acaricien.
Ven a ver, mira, como llegó la palabra "Amor"
viene torcida, deformada,
fué mal usada.
Ven acaríciala, lávala, arréglala,
llévatela a la esquina,
a la plaza, al colegio y !muéstrala ¡
Las palabras necesitan poetas
para que las limpien,
acaricien y amen las palabras.