Está alli, el lo sabe
en el recorrido del monte,
detrás de una ventana,
en la lista de pendientes,
consumando el peor silencio.
No se va, vuelve, se cruza,
y me lo repito tantas veces,
No soy yo, mi corazón se pierde.
Ahora da vueltas, se ve su gesto,
en la cotidiana mano que lo toca,
no quiere huir, pero se huele,
y se mira con sus actos fallidos,
con sus descuidos imprudentes
no se perdona, se yergue herido,
en el torbellino de un recuerdo,
con su desarraigo , se mece.