El día en que yo muera
y que vea las espesas nubes de frente
dejaré de ser tu preso voluntario,
sólo hasta el día en que muera
y mi corazón ya no palpite más
dejaré de sentirte aunque no estés aquí
como ha sido desde que era todo lo contrario.
El día en que estos ojos no vuelvan a pestañear,
mis pies criollos no den un paso más,
mi mente deje de volar
y mi boca de gritar,
sólo hasta ese día, vida mía y no,
este loco condenado
te dejara por fin de añorar...
JCEM