Caminas bamboleante
con simpáticos movimientos
en armoniosa sincronización
uno, dos, tres, cuatro...¡cien pies...!
¡Que admiración...!
Con pieses de aplomo
das un paso, luego el otro
despacito, despacito
vas caminado ligerito...
Te descubrí dando vueltas
caminabas y caminabas
ibas y venías
zigzageando entre las hormigas...
Yo pensé que con tus amigas
jugabas y te divertías...
Hasta que me dí cuenta
que las hormiguitas aquellas
de tí sólo huían...
¡Claro...!
¡No estabas jugando...!
¡Te estabas alimentando...!
Quise contar tus anillos
segmentados en tú café cuerpo
pero me fué imposible hacerlo
por tus incesantes movimientos...
Quise luego acariciarte un instante
y con mi dedo tocarte
y sentí tu duro y bronceado cuerpo
inmediatamente te enrollastes
protegiendote del molesto
que interumpió tu almuerzo...
Después cuando me descuidé...
Fantaseando pa´mis adentros...
Jugando en mis pensamientos...
Imaginandote sentado
y quién sabe en cuanto tiempo
amarrastes tus zapatos
para salir al encuentro...
No se que tiempo pasé...
Ya no te volví a ver...
ciempiés...
Héctor Molina, 28 de agosto del 2009